Técnica para devolver la forma del abdomen a su estado original. Generalmente, se produce después de un embarazo.
Esta técnica se realiza mediante una cirugía con anestesia general y no existen ejercicios ni otros tratamientos alternativos .
Devolver la forma forma del abdomen corrigiendo la diástasis
Oscila en torno a dos y tres horas.
Se lleva a cabo generalmente mediante anestesia general. Es necesaria la hospitalización, recibiendo el alta a las 48 horas después de la intervención.
Es una intervención poco dolorosa en general aunque los primeros días las molestias son mayores. El nivel de malestar es de 2-4 sobre 10.
Muy satisfactorios. Además, el resultado puede ser apreciado casi desde el primer momento, teniendo en cuenta la hinchazón inicial.
Variable pudiendo hacer una vida tipo oficina en torno a los 7-10 días. Se recomienda no realizar grandes esfuerzos los primeros días después de la intervención, ni realizar deporte hasta pasadas 4-6 semanas después de la intervención.
Los músculos rectos abdominales son dos bandas musculares orientadas de forma vertical en la parte anterior del abdomen y a ambos lados de la línea media o línea alba. Se encuentran unidos entre sí por una fascia fibrosa, y se insertan desde la apófisis xifoides y costillas al pubis. Su función es estabilizar nuestra postura y contener las vísceras abdominales. La musculatura antagonista de estos músculos, es decir, el contrapeso, es el erector de la columna.
De forma natural existe cierta separación entre los músculos rectos del abdomen; hablamos de diástasis de estos o separación patológica cuando supera los 3 cm. Cuando esto ocurre, la fascia fibrosa entre ellos, aunque es muy resistente, pierde tono y el contenido visceral se eventra en esta zona, funcionando en la práctica como una hernia.
Aunque alrededor del 70% de los casos ocurre tras un embarazo (hasta dos tercios de las mujeres la padecen en el postparto) debido al aumento de la presión dentro del abdomen por el crecimiento del útero, hay otras causas como la obesidad, el esfuerzo excesivo debido a actividad física intensa o incluso, aunque menos frecuente, una diástasis congénita.
Una prueba sencilla para comprobarlo es tumbarse sobre la espalda y, sin apoyar los brazos, elevar el tronco como si entrenásemos abdominales. Si en mitad del abdomen aparece un abultamiento alargado o, palpando la zona media se nota una separación de más de dos dedos, es que existe diástasis patológica.
La prueba para confirmarlo es una ecografía funcional de la pared abdominal.
La Diástasis abdominal se realiza con anestesia general. La anestesia general se realiza mediante inducción intravenosa y mantenimiento inhalatorio. La paciente permanecerá dormida hasta el final de la intervención por lo cual no percibirá el dolor ni tendrá recuerdos de la intervención.
La abdominoplastia es una cirugía de entre 1.5-3 horas en función de la complejidad del caso, bajo anestesia general, ya que la corrección del problema muscular requiere de relajación profunda del paciente para realizarse de forma correcta y segura. Durante la intervención, corregimos la separación entre los músculos mediante puntos de sutura (reparación preaponeurótica), precisando en una minoría de casos de colocación de malla abdominal para reforzar en casos de mucha debilidad de los tejidos. A continuación, realizamos la extirpación del exceso de piel, paso que es necesario en la mayoría de los casos dado que este tejido también ha sufrido dilatación durante el proceso. Se colocan drenajes para evitar el acúmulo de líquido en la zona operada o seroma.
La duración de esta técnica quirúrgica puede variar dependiendo de la complejidad de la intervención, pero suele estar en torno a 2 o 3 horas.
Las primeras 24-48 horas transcurren en el hospital, ya que de esta forma se controla mejor el dolor y las posibles incidencias que pudieran ocurrir. Es muy habitual encontrarse cansado o mareado las primeras horas, por lo que el alta se realiza cuando estos síntomas se han pasado o disminuido. Desde la cirugía y durante las primeras 4-6 semanas es muy recomendable usar una faja compresiva que limite la inflamación y proteja la reparación de la herniación. Es por ello por lo que, durante este tiempo, no es posible realizar ejercicio físico, esfuerzos ni carga de pesos. Contrario a lo que pueda parecer, no se trata de una cirugía muy dolorosa, más bien incómoda los primeros días debido a la sensación de presión en el abdomen.
El resultado final, aunque se empieza a vislumbrar tras 2 meses, solo se alcanza al año de la intervención.
Los resultados obtenidos por nuestros pacientes son muy satisfactorios. No obstante, al principio se verá un poco de inflamación que se irá reduciendo con el tiempo.
La cirugía es realizada tanto por cirujanos plásticos como cirujanos generales. En la mayor parte de los casos existe exceso de piel previo a la intervención, y en los que no, aparece con mucha frecuencia tras corregir la separación muscular. La corrección de este exceso generalmente requiere de cirugía plástica.
Los riesgos generales a cualquier cirugía son el sangrado, la infección o la dehiscencia de la herida si se abre algún punto. Generalmente son poco frecuentes y con sencilla resolución. En caso de un sangrado o infección importante, en ocasiones es necesario reintervenir, aunque es excepcional. Más habitual es una pequeña dehiscencia de la herida, que se soluciona con curas y, en pocos casos, con otra cirugía mucho más sencilla con anestesia local.
Por otro lado, se trata de una cirugía con cierto riesgo de trombosis postoperatoria, por lo que es imprescindible seguir las recomendaciones de caminar a diario, emplear medias de compresión si el paciente sufre de insuficiencia venosa en las piernas y administrar tratamiento profiláctico con heparina de bajo peso molecular las semanas posteriores a la intervención.
Cuando la diástasis supera los 5 cm es complicado corregirla sin cirugía, por lo que se trataría de la única alternativa para solucionar el problema. Los síntomas causados por la separación muscular se solucionan prácticamente al completo tras la intervención, mejorando significativamente las digestiones, el dolor de espalda y los problemas relacionados con la debilidad del suelo pélvico. Además, estéticamente desaparece el aspecto abombado del abdomen y la piel flácida desaparece (recordar que las estrías que se encuentran por encima del ombligo no desaparecen, aunque mejoran estéticamente al estirarse).
Aunque no es frecuente que tras la intervención el problema se repita, existen ciertas condiciones en las que si puede ocurrir. Si existe un nuevo embarazo, un aumento importante de peso o no tonificamos en absoluto la musculatura abdominal, la diástasis puede recidivar.
Cuando la diástasis tiene menos de 3-4 cm es posible corregirla o disminuirla con rehabilitación, aunque requiere de constancia y muchas horas de entrenamiento. En general se recomienda los ejercicios de control motor lumbo-pélvico enfocados en la activación del músculo transverso abdominal profundo o la gimnasia abdominal hipopresiva.
Es posible practicar deporte, aunque notaremos molestias en la zona lumbar debido a la deficiente compensación de la musculatura abdominal. Los abdominales típicos o crunches se desaconsejan, ya que aumentan la presión intraabdominal y empeoran la diástasis. Cualquier ejercicio de fuerza en el que aumentemos la presión dentro del abdomen se desaconseja.
Las fajas clásicas suplen la función del músculo debilitado aumentando la presión en el abdomen, por lo que disminuyen el problema siempre y cuando se lleven puestas. No son una solución, ya que no curan la diástasis e incluso pueden empeorarlo ya que, al no fortalecerse los músculos durante el uso de las mismas, éstos cada vez se encuentran menos tonificados.
Como tal, la diástasis no duele, pero debido a que la prensa abdominal se encuentra debilitada, la lumbar se carga más, provocando molestias de leves a intensas en la espalda en función de la gravedad del cuadro. Al disminuir la presión abdominal por la falta de tono muscular, las vísceras cambian de posición, lo que puede afectar las digestiones y que éstas sean más lentas y costosas.
En general se desaconseja la realización de los abdominales típicos o crunches, recomendando sustituirlos por otros tipos de ejercicios de fortalecimiento abdominal. Cualquier ejercicio o movimiento en el que aumentemos mucho la presión abdominal, como carga de pesos, correr o saltar, o realizar pujos para defecar, fuerza más la separación de los rectos.
La ecografía mamaria de alta resolución ofrece ventajas respecto a la RMI por la rapidez del estudio, económica al ser un estudio más barato y ofrece la posibilidad de realizar el estudio de manera dinámica.
Malos hábitos de vida y alimentación, el estreñimiento, poco tono muscular por escaso entrenamiento, tabaquismo, alteraciones hormonales, tratamientos de quimioterapia, radioterapia o corticoides, haber sido usuaria de métodos anticonceptivos hormonales durante más de 10 años, procesos y tratamientos de fertilidad, entre otros factores.
Cirujana Plástica y Estética Especialista
La Dra. Paloma López es una persona directa, ya que valora la honestidad y sencillez ante todo. Como médico y cirujana, es básico ser capaz de realizar una valoración exacta de cada problema, aportando soluciones simples y efectivas, que no perjudiquen el bienestar de nuestros pacientes. Licenciada en Medicina en la universidad complutense de madrid y Médico Especialista vía MIR de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
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